9 de agosto de 2015

Historia de las Perseidas


Historia de la lluvia de estrellas de las Perseidas o Lagrimas de San Lorenzo.

Cualquier aficionado/a ha oído hablar de esta lluvia de verano. Para los observadores del
hemisferio norte, y latitudes medias, su observación se puede hacer desde el anochecer, pero los de latitudes tropicales han de esperar hasta medianoche para comenzar a ver los primeros meteoros. No es observable desde el hemisferio Sur. Solo en los días en torno al 12-13 de agosto se puede considerar una lluvia “importante”, con una actividad variable, según los años, entre 80 y 120 meteoros por hora. El resto de tiempo es mucho más baja, en torno a los 10 meteoros por hora o menos.

Hay referencias de la lluvia desde hace 2 000 años. Las primeras provienen del lejano
oriente, donde observadores chinos ya registraron actividad visual. La órbita de la lluvia, muy inclinada, la ha preservado de las perturbaciones planetarias, y persiste hasta hoy día. En el periodo 1864-1866, Schiaparelli (1871) demostró mediante cálculos que la órbita de las partículas coincidía con la órbita del cometa 1862 III (109/Swift-Tuttle) Esta fue la primera vez que se relacionó una lluvia de estrellas con un cometa. Realmente lo que ocurría es que las partículas desprendidas del cometa chocaban con la Tierra y se desintegraban en la atmósfera.


Desde entonces, ha sido observada casi año a año, registrándose máximos de actividad variable, cuya fecha exacta no se pudo determinar con exactitud al no trabajarse con datos globales, sino observaciones aisladas, de tal manera que en muchas ocasiones este máximo ocurría de día para un determinado grupo de observadores.
A finales de los años 70 del pasado siglo, se observó un incremento de actividad de la lluvia por parte de observadores Suizos, con tasas de 180 meteoros por hora. Esto hizo presagiar la reaparición del cometa. Sin embargo, el 109/Swift-Tuttle no fue recuperado hasta 1992.


Posteriores revisiones de éstas observaciones confirmaron que la actividad se había sobreestimado. Sin embargo, en 1988, el estudio realizado con todas las observaciones remitidas a la International Meteoro Organization (IMO) detectó en la gráfica un nuevo pico unas 12 horas antes del máximo tradicional. Esto dio la pista de que las nuevas partículas que viajaban con el cometas se estaban acercando a su intersección con la Tierra, aumentando las esperanzas de que en años sucesivos la actividad anual alcanzase niveles de tormenta.

Así, en 1991 se observó desde Japón un máximo de 350 meteoros por hora. Por otro lado,
el cometa, fue redescubierto después del máximo de 1992. Esta imprecisión en su localización se debía en los errores cometidos en la estimación de la órbita en su anterior paso por el perihelio, demostrándose que el periodo era algo mayor que los 120 años estimados previamente.

En 1993, la atención fue máxima sobre la lluvia, tanto de los amateurs como el gran público por la publicidad dada en los medios de comunicación. Sin embargo la actividad predominante fue de meteoros débiles, siendo la THZ algo menor que en 1991. Esto se justificó posteriormente porque las partículas del cometa habían sido eyectadas desde el cometa hace cientos de años, y tras ese tiempo, se habían dispersado desde su órbita original.

Desde 1993 se han observado múltiples máximos, hasta tres diferentes. Dichos picos solo

aparecen en las gráficas que analizan datos mundiales, ya que desde un lugar de observación, el máximo puede ocurrir en horas diurnas, y por tanto, es inobservable.

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